domingo, 25 de septiembre de 2011

Vik


Vik es un pueblecito pequeño que se encuentra entre montañas en una especie de repisa antes del mar. En lo más alto hay una iglesia de las prefabricadas de aquí que tiene una foto preciosa en los días que hace bueno. Nosotros amanecimos jarreando así que ni hicimos el intento de ir a verla. Vik es uno de los sitios de Islandia en donde más llueve y con corroboramos.
Después de desayunar copiosamente, probando las especialidades islandesas del desayuno (excepto el pescado marinado) con más moral que otra cosa nos metimos en el coche retrocediendo lo andado la tarde antes, camino del arco rocoso de Dyrholaey y la playa de arena negra que lo rodea. Es una de las zonas con mayor protección de este país. Aparte de su singularidad es un punto importante en el que anidan y crían grandes colonias de frailecillo y gaviota tridáctila, entre otros.

Por suerte, el tiempo nos dio una tregua y pudimos pasear por esta playa desierta de arenas negras y disfrutar el sonido del agua al mover los guijarros de la playa, viendo unas rocas enormes que se encuentran dentro del agua y que aquí llaman los Trolls de Vik.


El paseo por este sitio con la fresca y con los olores de estos mares fue toda una delicia. Al fondo se ve el famoso arco rocoso al que posteriormente visitamos, aunque aquí la lluvia nos mojó literalmente el culo, momento en el que decidimos meternos en el coche, poner la calefacción a tope y secarnos de camino al norte.



Aquí el tiempo es muy cambiante pero cuando se pone farruco ya no hay quien lo cambie, por lo que aprovechamos para viajar. Solo durante otra tregua que nos dieron las nubes, paseamos por otro precioso lugar: Una imponente montaña negra como el carbón, verde por arriba, y rodedada de un desierto de arena negra que llega hasta donde te llega la vista.



Su nombre impronunciable es hjorleifshofdi. Al ser tan plano y no haber nada de nada, las referencias se pierden, y un paseito al mar que estás viendo a tiro de piedra, se convierte en una caminata de horas. Nosotros no llegamos al mar, también pq nos pusimos a hacer cosas como estas:


Llegamos al coche después de dejar nuestras huellas en la arena negra. Es como ir a la luna. No se ven pisadas de nadie. Da la impresión de que eres la primera persona que pisa allí. Nos metemos al coche y comienza a llover y se nos viene encima una nube que nos hace ver todo gris. Según avanzamos, atravesamos paisajes como de cuento o apocalípticos. Durante kilómetros fuimos pasando por campos de lava, con rocas redondeadas y cubiertas de musgos, que daba la impresión de ser inmensos rebaños de ovejas verdes. Esto unido al panorama de nubes bajas y a la música de la única emisora que podíamos oir, daba la impresión de ser algo inquietante y mágico a la vez.

Ya estábamos hartos de lluvia y nos dimos cuenta de que no habíamos comido nada desde el desayuno, pasamos por un pueblo que acaba en _klaustur, y que está lleno de estatuas de monjes. Localizamos unas cabañas de colores con buena pinta, que tenían a sus espaldas un montón de cascadas, fuimos a comer unas "delicias de gasolineras", nos dimos un paseo por el valle verde y húmedo a más no poder, cenamos unos filetes de cordero deliciosos y nos fuimos a la piltra. Hoy no nos preocupa si hay auroras o no pq con el cielo encapotado nada íbamos a ver.

1 comentario:

  1. La foto de las rocas es muy buena. Realmente un cielo espectacular.
    ¡Eso si que son vacaciones!
    Saludos

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