sábado, 24 de septiembre de 2011

Por Selfoss camino de Vic

Un poco hartos de los caminos de tierra, negra en este caso pq el sustrato es volcánico, tiramos hacia Selfoss abandonando la carretera que va por la costa y que a veces te dar sorpresas con el firme. Pronto llegamos a Selfoss, que es un pueblo de unos 2000 habitantes que da la impresión de tener cientos de miles, viniendo de donde venimos. Es el centro comercial de la zona y se nota solo viendo el trasiego de coches que hay, que en cualquier pueblo de España sería de risa, pero es que aquí hay muy poca gente y muy poco tráfico.



El Selfoss paramos a comer unos bocadillos con salsas riquísimos en una caseta de comida rápida, mientras echábamos un ojo a la guía para saber por dónde teníamos que seguir. Estábamos a un paso de la carretera 1, que es la que da la vuelta a todo el país y que seguiremos durante unos cuantos días.

Hoy el plan era ver un par de cascadas tremendas que pillan de paso y parar a dormir en Vic, donde al día siguiente queríamos ver un par de cosas interesantes. Al poco, desde la carretera, se puede ver una cascada enorme. El agua se vierte desde la cima que tiene por encima como si se cayera agua desde la mesa al suelo. Es imposible no parar a verla pq pilla a escasos metros de la carretera. La cascada Seljalandsfoss también es llamada la cascada de los románticos, pq se puede pasar por detrás y es algo que hace gracia a los románticos (?). Desde lejos vemos algo así como un tumulto y algo parecido a una novia. Qué raro. Un viernes a medio día, con un día tirando a gris y qué hace aquí una novia en mitad del campo en Islandia....pues no era una novia sino dos. Dos lesbianas vestidas de novia tradicional se habían casado, y llevaban por fotógrafo a un tipo vestido de escocés, con su falta y todo. Nosotros hacemos las fotos pertinentes, hacemos por supuesto fotos a la pareja de moda, al igual que todos los que íbamos a ver la cascada, y nos subimos al coche a seguir con nuestro viaje.



Pronto, y sin parar de ver chorros de agua que caen por todos lados desde las montañas que llevamos a la izquierda, estamos en la segunda gran cascada, y punto de obligada visita. Es la cascada de Skogafoss. Aquí ya no hay ni novias ni nada. Estábamos solos. Es esta época los turistas están en otros sitios más cálidos. De lo contrario este sitio estaría a tope de domingueros. Hacemos las fotos de rigor y subimos a lo alto de la misma y nos damos un paseo alpino por entre las turberas y las ovejas-peluche islandesas. El cielo no puede ser más cambiante. Deja ver pocos claros pero hay nubes de todos los colores que se hacen y deshacen a una velocidad de vértigo. No hay dos fotos iguales aunque las hagas con un segundo de diferencia. El aire limpio y frío que nos da en la cara nos deja la piel suave y estirada, y nos deja el cuerpo con ganas de tomar algo calentito y meternos en la piltra. El cielo está completamente cubierto y nos quita la idea de ver esta noche auroras. Otro día será.



Llegamos a Vic sobre las 7 de la tarde entre la lluvia racheada y el viento. No hace noche de dar un paseo y nada parecido. Solo nos dio para echarnos al buche una sopa del día, riquísima y apetecible, por 1200 ISK que vienen a ser unos 7 euros. Aquí la vida es cara pero viendo como es el clima, es comprensible. No se ven bosques, ni huertas. Solo se ven ovejas, algunas vacas y caballos. La fruta parece un artículo de lujo por estas tierras que vamos atravesando.



Tras la cena, nos metimos en la cabaña que teníamos por casa, con el atronador ruido de la lluvia, y el viento, con la calefaccion a tope, y dentro de un mullido edredón. Mañana será otro día.

1 comentario:

  1. Parece bastante desolado. Pero sin duda es algo distinto de los paisajes de siempre. ¿Y las acuarelas?, ¿no habeis hecho bocetos?.
    A la vuelta teneis que pintar algo de lo que habeis visto.
    Saludos

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