jueves, 29 de septiembre de 2011

28 de septiembre. Ballenas y descanso

Nos levantamos con un día despejado pero aturdidos por la noche de auroras que tuvimos. Nos levantamos como desinflados, como sin ganas de ver más pq difícilmente podrá igualar lo que vimos en el cielo. Pero nos esperan unas ballenas en el mar que quieren vernos. Pallá que vamos.
Husavik es el pueblo más turístico del norte. Aquí sobretodo viene la gente a ver ballenas que se refugian en esta había, y donde se pueden ver todo el año.


En el puerto hay unos barcos preciosos, que son reproducciones de los antiguos balleneros. Uno de ellos es el que cogeremos nosotros. El billete cuesta unos 50 euros, caro pero es lo que hay si quieres ver ballenas. El viaje dura unas 3 horas y si no las ves te devuelven el dinero. A la vuelta te dan un chocolate caliente y un bollico para que no te tomes el chocolate sin más.


Salimos a las 10 de la mañana. Presumiblemente el día estará despejado, pero solo presumiblemente pq con lo rápido que cambia aquí el tiempo, en 10 minutos se cubre el cielo y comienza a hacer un frío importante. Nos ponemos los monos para el frío que nos dan en el barco y seguimos. No es época turística y vamos en el barco no más de 10 personas, 2 de ellos gallegos, y otra chicha francesa con los que luego estuvimos charlando un rato y con los que finalmente nos fuimos a comer juntos.


El mar está tranquilo pero el barco da unos buenos saltos con las olas que va cogiendo. No sé cómo botará esto cuando el mar esté bravo. No se ven ballenas por ninguna parte, así que toca esperar sentados, viendo el mar gris y las medusas y delfines que nos vamos encontrando por el camino.

Finalmente al fondo de la bahía vemos la primera ballena del día. Es una ballena jorobada que sale a respirar, antes de meterse otro rato. Aquí los barcos no se cortan un pelo, y para mi gusto se acercan demasiado. Pero ellos sabrán. Cuando pasa un rato y no vemos nada más, nos vamos a otro punto a ver otra que andaba moviéndose por el fondo. Era una ballena Minke, que tampoco tiene muchas ganas de hacer demasiadas cabriolas. La vimos durante un rato y se metió, dejando ver su cola como despedida.


El guía nos contó que esta semana han visto dos veces ballena azul en este punto. Nosotros no sabemos si es un gancho para turistas o no, pero por desgracia no la vimos. Seguimos durante un rato moviéndonos y viendo más jorobadas y algunos delfines. Algunos integrantes del barco deciden entonces aportar su desayuno a la dieta de la ballena, y quizá así salgan más a comer. Dicho y hecho. Al poco allí estaba otra gran jorobada rondando.

El frío ya nos va dejando los pies inservibles y el tiempo se va terminando. Nos volvemos a la costa tomando un chocolate caliente y viendo la bahía en gris plata precioso y seguimos viendo delfines y medusas rojas en el agua.


Hoy nos quedamos a dormir en nuestra preciosa casa el Arbol, y nos lo damos de descanso, sin hacer mucho más que poner los pies en el radiador, viendo el puerto y la había desde la ventana de nuestra coqueta buhardilla.

Mañana si el tiempo lo permite tiramos a los fiordos del norte.

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