viernes, 23 de septiembre de 2011

Primer día en Islandia

Los ojos pegados de sueño y nosotros deambulando por un cuco aeropuerto en busca de nuestras maletas. Nos siguen una ristra de islandeses que han desparramado por España durante el verano. Nada más llegar a las cintas de las maletas cogen el carrito, pero no el de las maletas, sino el del super que de manera inteligente han colocado enfrente de la zona de recogida de maletas. Como si fuera un ritual, uno a uno van pasando por caja. Todos traen los carros a tope de comida....no, no es comida. Lo han llenado a tope de cervezas !!!! Quizá para no perder el ritmo de estos días por España.

Salimos ya con nuestra mochila y los ojos pegados pq son las 3 de la mañana de un día que para nosotros tiene 26 horas, y se nos acerca un rubio islandés que nos dice que si no nos importa pasar por la aduana pegaditos a él. Y eso? Tienes frío? No, no. Es que llevo un poco más de alcohol de lo permitido en la aduana, y así si me dicen algo les digo que es para vosotros. En cada pequeño bache del carro suena un clink clink a vidrio que nos hace comprender rápidamente el sentido que para este paisano tiene pasarse un poco del límite permitido.

Y ya pisamos la calle. Pero antes recogemos el coche. Un Nissan Micra gris, pequeño y sin lujos pero barato. 450 euros 15 días. Hasta ahora todo el mundo es muy amable y educado con nosotros. Se respira tranquilidad.

Nos cae una ligera llovizna, pero no hace mucho frío. Esto nos alegra pq esperábamos mucho mucho frío y más o menos es como lo que hemos dejado en España.

Del aeropuerto internacional de Reykjavik se sale por una carretera como las de pueblo de España. Es todo de juguete. Cruzamos dos rotondas, 3 o 4 calles de un pueblo que está pegado al aeropuerto, y llegamos al hotel, sin perdernos, y con un señorío y un desparpajo que la gente nos pregunta, pero sois de aquí? no, pero es que tenemos esa gracia en el hablar. Aquí todo es muy fácil, no solo pq las carreteras están muy bien indicadas, sino también pq los pueblos son muy pequeños y todos son paralelas y perpendiculares. Todo tiene un aspecto de prefrabicado y moderno que hace que no se parezca nada a nuestros pueblos. Aquí no hay piedras sobre piedra ni en las iglesias.



Nuestro hotelín, o mejor dicho Casa de Huéspedes, es un sitio peculiar. Se llama 1*6 y lo regenta un artesano de la madera que tiene el hotel repleto de su arte. Le dijimos...que vamos a llegar tarde y el nos dijo...no problem, yo estaré dormido a esa hora. Entráis y os vais a vuestra habitación. Y llegamos y estaba todo encendido y todas las puertas abiertas. Aquí no se lleva lo de cerrar puertas y como la electricidad se lo da la tierra gratis, dejan encendidas las luces todo el día.



El sitio es muy acojedor. Está todo forrado en madera, con montones de piezas de bobinas de cables recicladas en cabeceros, y un jardín que tiene una piscinita de agua caliente con fondo de piedras volcánicas. Aquí todo es volcánico. Al lado su taller.

Como no podía ser de otra manera pronto empezamos a dar la nota. Al llegar al hotel el coche que no se cierra. Pues como aquí nadie cierra las puertas, pues nosotros dejamos el coche abierto toda la noche. Pero sois de aquíiii? que noooooooo. Mañana vamos al aeropuerto y que nos lo cambien por un Jamer o mejor. Y nosotros que llegamos al aeropuerto y decimos al chiquillo...oyes que el coche que nos disteis ayer no cierra (en inglés), y el tío dice...esto lo vamos a ver. Y sale con nosotros y le da al botón de cierre y el coche hace clan y se cierra. Y te da las luces como diciéndo... que me he cerrado. Y allí nos ves a nosotros con cara de besugo islandés diciendo al chiquillo...pero tienes estudios verdad! tú eres informático por lo menos! pero cómo le has dado? has apretao mucho? pero es que tú eres de aquí y claro.... En fin que estas cosas pasan. Nosotros venga a darle al botón, abrir las puertas y cerrarlas un montón de veces a las 4 de la mañana y otra vez por la mañana, y eso es lo que pasó.

Pero bueno, el coche cierra perfectamente y nosotros salimos hacia el Sur. Vamos a dar la vuelta como en sentido antihorario.

Hasta otra.

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