jueves, 6 de octubre de 2011

Círculo cerrado

Ya llevamos 14 días de viaje a nuestras espaldas. Una noche lluviosa de septiembre llegamos a Islandia con las dudas que tiene todo viajero que llega a un sitio del que no conoce nada. Hoy tocaba cerrar ese círculo de 3000 km y hoy se ponía fin a la incertidumbre de qué es lo que íbamos a ver. Cómo serían las carreteras? Cómo sería la gente aquí? Qué comeríamos? El tiempo se comportaría o nos quedaríamos atrapados en algún sitio por una nevada?. Hoy ya hemos despejado las incóngnitas. Tenemos todas las respuestas.

Dos días en Reykjavic son más que suficientes para hacerse una idea de cómo es la ciudad. Es una ciudad que tiene poco por mostrar pero mucho por vivir, sobretodo si lo que te va es el ambiente nocturno. Nos faltaba hacer la ruta más dominguera de toda Islandia, esa a la algún pocholo redomao quiso llamar el Círculo Dorado. Se le puede poner a algo un nombre más hortera?

Cerrábamos nuestra puerta de los Apartamentos K, con las llaves dentro. Con el clank de la puerta al cerrar se quedaban dentro nuestros recuerdos en uno de los sitios que más nos han gustado de este viaje. Hoy salíamos a ver este famoso círculo dorado y dormíamos en el 1*6 del primer día. La salida de esta ciudad de unos 250 000 habitantes no puede ser más tranquila. Poco tráfico y a los pocos kilómetros ya estás en una carretera rural rodeado de campo y sin coches. El día hoy se levantó frío. Las cumbres de las montañas cercanas están con nieve y sobre el parabrisas nos está cayendo aguanieve que cuaja en algúnos puntos de la carretera.

Este círculo dorado es una ruta que se hace en una mañana desde la capi, y en donde ves una falla que es justo el punto en el que se separan las placas Europera y Americana, la cascada Gulfoss y uno de los geiseres más grandes del mundo, que despide un buen chorro de agua cada 10 minutos más o menos.




Hoy no ha habido premios de sol. Solo día gris y frío. Tras dar un paseo más por decir que hemos visto esto que por ganas de salir del coche, aunque el geiser merece mucho la pena, hemos llegado a ese punto de una rotonda de Selfoss, en donde hace 14 días nos zampamos unos bocadillos riquísimos. Nuestras tripas ya estaban diciendo que necesitaban una novedad, y para allá que fuimos. Cruzamos en río y allí estaba ese quiosquillo en donde nos bajamos a comer algo y repasar la chuleta que hicimos en casa con los sitios que ver en Islandia. Aquí realmente se cerró el círculo de 3000 km. 3000 km en donde hemos podido descansar, relajarnos, y cumplir algunos sueños que teníamos pendientes.

Solo nos faltaba el otro punto superturístico de este país. La laguna azul que puedes ver siempre que veas algún folleto de Islandia. Es la piscina de una planta geotérmica, convertida en el más importante balneario del país. Es una inmensa piscina de agua caliente, con un precioso color azul que le da la sílice disuelta y donde te puedes dar un baño de agua caliente mientras paseas por los lagos y descubres por sus orillas cuevas, saunas, chorros de agua, cascadas que masajean los hombros, etc. De vez en cuando hay cajas con una pasta blanca que son los lodos de sílice que sale de la tierra con el agua, y que te puedes poner a modo de mascarilla exfoliante e hidratante. También si quieres te puedes dar un masaje en agua, tumbado sobre una colchoneta mientras un tipo te va masajeando y dando vueltas. Otro lujo que tiene este sitio, es un bar acuático. Te puedes tomar una cervecica sin salir del agua, o puedes tomar un líquido azul que nos quedamos con las ganas de saber qué era. Aunque es muy turístico merece mucho la pena este sitio, y conocer esta piscina que no se encuentra en ningún otro lugar en el mundo. Con eso pusimos fin a nuestro día más turístico.

No hay comentarios:

Publicar un comentario