sábado, 1 de octubre de 2011

1 de octubre. Snaefellsnes

Ya dejamos atrás septiembre. Y hoy dejamos atrás los fiordos del Norte y viajamos más al Oeste, a la península de Snaefellsnes. Además de ser precioso como el resto del país y con los paisajes vírgenes y sin alterar, en esta zona se encuentra el volcán del Snaefellsjökull, que es donde Julio Verne se inspiró para escribir su Viaje al centro de la Tierra. Por este volcán entraron.

Nosotros hoy, por recomendación de los dueños del hotel donde hemos pasado estos dos últimos días, hemos venido a Stykkishólmur, pueblo que en varias ocasiones ha sido nombrado como el más bonito de islandia. Es un pueblo pequeño, con puerto pesquero y bonito, aunque si has viajado por el norte de España, no te sobrecoge.


Ayer de vuelta al hotel Laugarholl, teníamos nivel de viento 19, siendo el máximo 24. Los luminosos de la carretera ya marcaban la cifra en rojo. Por la noche hemos tenido que llegar al tope. Desde la habitación del hotel veíamos a algunas ovejas sujetarse el peluquín y eso nos dio que pensar.



La mañana se presentaba ventosa, con rachas de lluvia y sol de vez en cuando. Bonito si lo ves desde el calorcito de una casa, pero viajando no hace tanta gracia, si sales a hacer fotos cada dos por tres, sujetando la puerta del coche para que no la doble, o empujando para salir si el viento viene en contra. Muy desagradable pero solo así puedes ver los cambios de luz que hemos podido ver durante toda la mañana. Cuando el viento pegaba bien, bajábamos la velocidad y así el viaje se ha hecho tirando a largo, además por pistas de tierra en algunos tramos.




Stykkishólmur es un pueblo como los de aquí, con casas de chapa cada una de un color, sin mucha historia arquitectónica, pero con pinta de ser muy acogedoras por dentro. Estos pueblos no tienen ni plaza, ni ayuntamiento, ni bares ni nada de lo que estamos acostumbrados a ver en España. Las casas de colocan desparramadas por el monte y de vez en cuando alguna es un restaurante o un museo. Se echa en falta un bareto y nos intriga que no haya más que nada para que socialicen estos muchachos. Con el viento que pega aquí y sin ningún sitio donde poder meterte, no te queda otra que pasear hasta que te congelas o meterte en el B&B a leer, ver la tele, cocinar o escribir un blog.


Al principio de este viaje parábamos a cenar, pero nos soplaban 60 euros por una cena tirando a floja. Ahora paramos a comprar en los supermercados del cerdito y nos hacemos unos estupendos macarranos al pesto, tiraos de precio. Así cada día nos ahorramos los 60 euritos de rigor y tacita a tacita mañana nos damos el lujo de irnos al hotel Budir, que es un poco más caro que el resto pero bonito. Está en el campo y mañana según las previsiones estará la noche despejada. Según dicen es un buen sitio para ver auroras. Aunque la actividad es baja para mañana estaría bien poder ver otra como despedida.

No hay comentarios:

Publicar un comentario